viernes, 26 de octubre de 2007

Encontre a Catón!!

Gracias a Juan Carlos por indicarme donde podía encontrar los artículos de Catón.
Y para compartirlo con ustedes aquí les dejo la columna completa del día de hoy.
De política... y cosas peores.
El cuento llamado «Confusión» fue objeto de censura tanto por la Liga de la Decencia como por la Pía Sociedad de Sociedades Pías. Sin embargo lo entrego hoy a las Prensas, pues soy un convencido de que la libertad debe ser libre. Lean mis cuatro lectores esa vitanda narración al final de esta columnejilla... No es que Manuel Espino se haya bajado del caballo: lo que pasa es que el caballo lo tumbó. «Al cabo ya me iba a bajar», dirá él. Lo cierto, sin embargo, es que deja la presidencia del PAN porque casi nadie ya lo quiere en ella. En ese cargo hizo más mal que bien: no sirvió a su partido, sino a un grupo dentro del partido, y eso le ganó la enemistad de los demás. Por lo que hace a sus relaciones con Felipe Calderón, el señor Espino dejó de cumplir dos importantes mandamientos: el onceno, que dice: «No estorbar», y el duodécimo, que ordena: «No joder». Su salida del PAN será benéfica para el país, para la Presidencia, para Acción Nacional y para el mismo Espino, que ahora podrá hacer sus peregrinaciones en días más propicios... Aquel pobre sujeto que había tenido un accidente llegó a una cantina. Llevaba los dos brazos enyesados desde la mano al hombro. Le pide al cantinero: «Me da un tequila, por favor».. «Con mucho gusto» -dice el hombre. Y le sirve al lastimado cliente su bebida. «Ahora -ruega éste- póngame por favor la copa en los labios, para poder beber». «Con mucho gusto», vuelve a decir el tabernero. Y ayuda al pobre a beber su copa. «Ahora -solicita el lacerado- sáqueme por favor la cartera del bolsillo». «Con mucho gusto» -accede el cantinero. Y le saca la cartera de la bolsa del pantalón. «Ahora -pide el individuo-, tome un billete, cóbrese lo de la copa y vuelva a poner la cartera en su lugar». «Con mucho gusto» -accede el hombre. Y hace lo que el impedido le solicitaba. «Ahora -dice el de los brazos enyesados-, dígame dónde está el baño». «¡En la cantina de enfrente!» -responde con prontitud y alarma el cantinero... Dos amigos se encontraron en el aeropuerto. Pregunta uno. «¿De dónde vienes?». «De un viaje de placer» -responde el otro. Inquiere el primero: «¿Fuiste a Las Vegas, a Nueva York, a Europa?». «No -contesta el otro-. El viaje de placer que te digo fue el que hice de mi casa al aeropuerto para dejar a mi suegra, que ya se iba»... ¿Por qué los hombres quieren casarse con una mujer virgen? Porque temen a las comparaciones... ¿Qué tienen en común los hombres que van a los bares para solteros? Todos son casados... En la fiesta de la Policía anuncia el jefe: «No habrá karaoke». «¿Por qué?» -pregunta uno de los agentes. Explica el jefe: «No tenemos ninguna pista».. Sigue ahora el anunciado cuento, «Confusión». Ya dije que ese relato es de color subido, motivo por el cual las personas con escrúpulos de pudicicia (que es algo de mayor pudibundez que la pudicia) deben abstenerse de leerlo... Don Gerontino era señor de edad madura, ya ancianito. Cierto día sus nietos adolescentes lo invitaron a comer en restorán. El viejecito pidió una cerveza. «Para acordarme de mis buenos tiempos», dijo. En un descuido del señor los traviesos muchachos le echaron en la cerveza una pastilla de Viagra. Transcurrió normalmente la comida. Pero a los postres don Gerontino se veía inquieto. De pronto se levantó de la mesa y dijo que iba al baño. Cuando regresó los nietos notaron que su abuelito traía el pantalón todo mojado en la región de la entrepierna. «¿Qué te pasó, abuelo?» -le pregunta uno de ellos. «Algo muy raro -contesta el ancianito-. Fui al baño, pero al sacar lo que necesitaba me di cuenta de que no era la mía, y la volví a guardar»... FIN.
Espero les agrade. Y si tienen tele...

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